En momentos difíciles, es aún más importante que nuestros jefes den la talla y no continuan en el camino egoísta, prepotente y autoritario. Una cosa es ser jefe y otra muy distinta es ser líder.
El liderazgo es muy necesario en tiempos difíciles y especialmente necesario en una empresa que acaba de pasar por un periodo de reducción de empleo. Los trabajadores que quedan necesitan mucho esfuerzo, mucho entendimiento y mucho liderazgo.
Se debe entender que los éxitos provienen de un buen equipo bien organizado y compensado y, para eso, el jefe debe ser menos jefe y más líder. Si es verdad que a los jefes se les copia, mejor que sean buenos.
Los atributos que nos ofrecen para describir un buen líder, más elaborados en el artículo de referencia, son los siguientes:
- Auténtico no falso.
- Confiable no errático.
- Anclado no desconectado.
- Optimista no pesimista.
- Consciente de sí mismo no inconsciente.
- Impulsado por propósitos y pasión y no por poder y temor.
- Inclusivo no divisivo.
- Enfocado en otros no en uno mismo.
- Respetuoso no manipulativo.
- Capaz de fomentar nuevos líderes y no sólo mantener seguidores.
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